miércoles, 2 de mayo de 2012

DELIMITACIÓN Y DEFINICIÓN DE OBJETIVOS DE LA TERAPIA SEXUAL

Graciela García; Nadine Terrein
AMSSAC.

En el proceso de acompañamiento de las personas en sus padecimientos y en la resolución de éstos, nombrar lo que hacemos, comprender los principios y las limitaciones que suponen la tarea resulta de gran importancia.

¿Qué es lo que le ofrecemos a las personas que experimentan dificultades en la vivencia y expresión de su sexualidad?

Kaplan (1984) asegura que es fundamental el proceso de la entrevista y la identificación de la problemática específica. Esto corresponde a la realización del diagnóstico. Una vez identificado el diagnóstico se le propone a la persona un tratamiento específico. El tratamiento según esta autora puede ser psicoterapia (ya sea analítica, de pareja o conductual) o bien terapia sexual.

El término terapia según el Gran Diccionario Enciclopédico Larousse (1990) proviene del griego therapeia que significa cura. Según el mismo diccionario psicoterapia se refiere a cualquier método que le permita a una persona que sufre, un mayor bienestar según su propio parecer.

Kaplan (1984) menciona que la diferencia entre la psicoterapia y la terapia sexual es el objetivo único de aliviar la disfunción sexual en el segundo caso, enfatizando la importancia de las tareas sexuales y comunicativas que deberá realizar el paciente en la intimidad. Estas tareas suponen la movilización de emociones que permitirán, en el consultorio, entender claramente los mecanismos de acción intrapsíquica de la disfunción sexual.

Bancroft (1977) propone que los objetivos de la terapia sexual son: a) que el paciente logre relaciones sexuales satisfactorias, b) el mejoramiento de la función sexual en caso de existir disfunción, c) que el paciente obtenga auto-control de las conductas sexuales no deseables (que ponen en peligro la vida o son ilegales como la pedofilia) y d) la adaptación a roles sexuales desviados (homosexuales viviendo en una sociedad predominantemente heterosexual y los transexuales intentando ser “normales”)

LoPiccolo (1978) sugiere que la orientación teórica del terapeuta sexual encaminará el proceso en distintas direcciones. Observa, sin embargo, que existen principios básicos que son comunes a todas las terapias sexuales. Estos son: la responsabilidad mutua, la información y educación, el cambio de actitud, la eliminación de la ansiedad de desempeño, el aumento de la comunicación y la eficacia de la técnica sexual, cambiar patrones destructivos en el estilo de vida y los roles sexuales y la prescripción de tareas enfocadas a un cambio de conducta.

La disfunción sexual tanto como la relación sexual es cosa de dos. Es por tanto de suma importancia para cualquier enfoque en terapia sexual, la participación activa de la pareja del que padece la disfunción, en el proceso terapéutico. A esto se refiere el principio de mutua responsabilidad.

Dado que la sexualidad es un tema tabú y que a su alrededor se han expresado una gran cantidad de mitos, el terapeuta sexual deberá asegurarse que sus pacientes cuenten con información clara y veraz acerca de la respuesta sexual. Esto podrá hacerlo de manera verbal o a través de libros o películas. Asimismo deberá proporcionar información sobre técnicas de estimulación sexual efectiva. (LoPiccolo, 1978)

Bancroft (1977) refiere que, si bien el terapeuta sexual tendrá funciones de educador, se diferencia de éste porque trabaja con enfermedades documentadas y diagnosticables.

La terapia sexual busca un cambio positivo de actitud hacia la sexualidad. Esto puede lograrlo el terapeuta a través de una respuesta de aceptación a las conductas sexuales de sus pacientes, trabajando en la revisión de los temores y prejuicios acerca de la sexualidad. (Lopiccolo, 1978)

La terapia sexual trabaja directamente con la ansiedad de desempeño a través de pedir a los pacientes dejen de calificar su ejecución, buscando sentir más que observarse y juzgarse a sí mismos, o alcanzar alguna meta.

La terapia sexual a través de las tareas busca mejorar la comunicación íntima en la pareja de manera que esto incremente la efectividad de la relación sexual, sugiriendo a los pacientes que expresen verbalmente, mediante demostración o acompañando sus manos a su pareja lo que les gusta y lo que les disgusta.

El terapeuta sexual a diferencia de un psicoterapeuta puede hacer recomendaciones directas acerca de ciertos patrones de vida o rigidez de roles sexuales que impiden la manifestación y desarrollo sexual óptimo de sus pacientes. Puede indicar la conveniencia de separarse de los padres o de ayudar en los deberes domésticos para mejorar el ánimo de su pareja y aumentar su deseo por ejemplo. (LoPiccolo, 1978)

Una vez aliviada la disfunción sexual, esto es, cuando los mecanismos directamente relacionados con ella han sido revisados y removidos de manera que no recaiga el paciente en esto síntomas, entonces la terapia sexual llega a su fin, independientementede que la persona presente otros conflictos psíquicos y/o relacionales por resolver.

Kaplan (1982) supone que si se inscribe la terapia sexual en el marco de una psicoterapia que tome en cuenta los mecanismos profundos de acción en la disfunción sexual, tendrá un mejor resultado. Asegura que las tareas sexuales que se prescriben movilizan las defensas profundas, y permiten la observación de los conflictos tanto intrapsíquicos como transaccionales.

Siendo las expresiones de la sexualidad de tan extensas repercusiones en la vida individual y social, el abordaje de su problemática deberá ser ecléctico y multidisciplinario como lo asegura Bancroft (1977).

La formación en terapia sexual en AMSSAC tiene como requisito indispensable que el candidato tenga una formación, o bien experiencia documentada, en psicoterapia. Esto es una respuesta a la necesidad de contar con herramientas psicoterapéuticas para el manejo de la angustia y las resistencias que despierta la terapia sexual.

De esta manera podemos distinguir claramente la terapia sexual de la psicoterapia. La primera es un tipo de intervención estructurada basada en la indicación de experiencias sexuales enfocadas a la resolución de problemáticas sexuales.  La segunda es necesaria para acompañar a las personas a través de este proceso que puede dejar en descubierto diversos conflictos emocionales, psicológicos y vinculares.

Bibliografía.

Bancroft, J. (1977). Introduction. En Money, J.; et al. (1977). Handbook of sexology. London: Elsevier.

Grand Diccionaire Enciclopédique Larousse. GDEL. (1990). Paris: Larousse

Kaplan, S. (1982). La nueva terapia sexual. Madrid: Alianza editorial.

Kaplan, S. (1984) Manual ilustrado de terapia sexual. Barcelona: Grijalbo.

LoPiccolo, J.; LoPiccolo, L. (1978). Handbook of sex therapy. Nueva York: Plenum press.

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