jueves, 26 de febrero de 2015

Radiografía de la envidia, orígenes y funciones


Cuando se habla de envidia, frecuentemente se le considera como una emoción negativa, que impide el gozo y que daña al individuo que la siente. También se teme la envidia ajena, al grado de esconder los bienes o los logros o incluso evitar tenerlos para no destacar y ser blanco de esta emoción que puede acompañarse de ataques hacia el bien, el logro o la persona que lo posee. Más allá de enjuiciar la maldad de esta emoción, es necesario reconocer que existe, probablemente cada persona la ha sentido en algún momento de su vida y sería útil conocer su origen y sus funciones en la mente humana.

La envidia, definida por la Real academia como tristeza o pesar por el bien ajeno, tiene raíces históricas importantes. En efecto, Max Borders (2012) explica que en las civilizaciones primitivas, existía "la trinidad de la Edad de Piedra" consistente en tres emociones relacionadas entre si, la envidia, la culpa y la indignación con el propósito fundamental de la supervivencia de la especie. La envidia sucede cuando un sujeto se compara con otro y observa que posee menos, la culpa sucede cuando en esta misma comparación el sujeto observa que posee más, la indignación es lo que siente un tercero al observar que una persona posee más que otra. Estas tres emociones son la base de la igualdad. El resultado de esta Trinidad es que el producto de la recolección y de la caza se compartía dentro de una comunidad permitiendo que el grupo completo sobreviva a pesar de las dificultades en conseguir el alimento.

Por otro lado, parece ser un comportamiento compartido con otras especies, tal como lo explican en el video los autores de ASAPSCIENCE, los individuos que comparten tienen mayores posibilidades de supervivencia dado que este comportamiento garantiza que en algún momento ellos serán quienes reciban algo de sus compañeros.
En este modelo, la envidia funciona como regulador social que promueve la igualdad en todos los miembros de una comunidad.

En una visión totalmente diferente de la envidia, Hill y Buss (2008) proponen la perspectiva evolucionista que parte del aspecto motivador y regulador del esfuerzo. Para ellos la envidia surge de la auto comparación con los competidores más cercanos (ya sea por los recursos o por las posibilidades de reproducción). Esta evaluación personal permite al sujeto saber si se encuentra mejor que su competidor más cercano o está en desventaja. El sentimiento que acompaña el juicio de ventaja es de júbilo y triunfo, emociones que motivan al individuo en el logro de sus objetivos. Las emociones que acompaña al juicio de desventaja son de malestar (la envidia) mismas que motivan al individuo a hacer un esfuerzo extra para lograr la meta. 

Mencionan que ante un juicio de desventaja, se pueden observar 3 tipos de comportamientos: sumisión, ambición y destrucción. La primera implica dejar la competencia y cambiar de objetivos. La segunda es conocida en términos coloquiales como "envidia de la buena" que es el deseo de tener lo que logró el otro y por lo tanto esforzarse más para alcanzar al competidor que se ha aventajado, es la ambición. Finalmente la destrucción o "envidia de la mala" coloquialmente hablando es aquella que sucede cuando se percibe como imposible conseguir lo que el otro tiene por méritos o medios propios, llevando una gran frustración y el deseo de "emparejar" la situación, destruyendo lo que el otro tiene.  

De acuerdo a este modelo, tanto el júbilo por aventajar a los competidores como el malestar por estar en desventaja, parten del mismo origen por lo que son emociones que pueden llegar a ser semejantes y esto se observa claramente en las reacciones de humillación y menosprecio a los perdedores de una competencia deportiva que han demostrado los partidarios o fanáticos del equipo vencedor en las redes sociales (visible con gran cantidad de imágenes y mensajes- memes- en la pasada copa del mundo de fútbol Brasil 2014). 

Melanie Klein (1957) propone que la envidia ocurre desde el inicio de la vida, en un proceso de ansiedad relacionada con la disponibilidad o indisponibilidad del pecho (alimento y cuidados maternos). Es el resultado de la ansiedad en parte proveniente de la separación del nacimiento y la pérdida del estado ideal del útero materno así como aquella que sucede al sentir hambre y no tener el pecho listo para satisfacerla. Esta ansiedad genera una emoción de enojo inicial cuando finalmente aparece el pecho nutricio. Cuando el bebé siente demasiada envidia, no puede tolerar la bondad de la madre aunque se la esté proporcionando a él, genera una gran insatisfacción, frustración y enojo de que la madre tenga algo bueno que no le está disponible de forma inagotable. 

Distingue entre voracidad, envidia y celos. Asegura que los celos involucran una tercera persona, destacando el miedo a perder el amor de ser amado y el enojo de que ese amor pueda dirigirse hacia la tercera persona. La voracidad, de acuerdo con Klein, es el deseo de agotar toda la bondad del pecho bueno, incorporarla y tenerla para sí, en tanto que la envidia, desea destruir la bondad del pecho bueno, que nadie pueda tener esa bondad. En cierto modo las descripciones de voracidad y envidia concuerdan con las consecuencias de la envidia descritas por Hill y Buss, ambición y destrucción. 

Además, Klein propone que la mente humana se forma a partir de la bondad del objeto de amor (la madre o su pecho) que es incorporado y es el prototipo de la generosidad y la creatividad. Para que esta bondad pueda ser incorporada, es necesaria la gratitud, es decir, el reconocimiento de la bondad del objeto de amor y la felicidad de poder disfrutar de ella por la generosidad, aunado a un sentimiento de humildad para recibir los cuidados. La envidia interfiere con el proceso de incorporación del objeto bueno basado en la gratitud dado que la envidia parte de la ansiedad por saber de la bondad del objeto y el enojo de no recibirla de forma constante e inagotable, desde la soberbia de creerse merecedor de esa bondad sin reconocer la generosidad del objeto bueno.

A manera de conclusión, es posible considerar que la envidia es una emoción humana primitiva con funciones relacionadas con la supervivencia y la herencia genética, que regula la red social de cooperación mutua a pesar del malestar que conlleva sentirla. La diferencia entre la utilidad y el daño que puede llegar a causar puede encontrarse en la cantidad (que puede tolerarse y manejarse) y su manifestación ya sea constructiva como una motivación de logro o destructiva hacia el bien o logro ajeno. En otras palabras, no es "malo" sentir envidia, a todo el mundo le sucede, es una emoción primitiva y fuerte que puede servir para el crecimiento o por el contrario destruir al que la siente como al objeto de la envidia causando un gran malestar.

Bibliografía

Borders, M. (2012). The origins of envy. The American. 

ASAPSCIENCE (2015). Nice Guys finish first. Video http://youtu.be/rr6lsTgZKAQ

Hill, S.E. And Buss, D. M. (2008) The evolutionary Psychology of envy. Oxford University Press

Klein, M. (1957). Envidia y gratitud. Barcelona: Paidós