domingo, 13 de febrero de 2011

Mutilación genital femenina


La mutilación genital femenina consiste en una serie de prácticas que comprende la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos.
La Organización Mundial de la Salud clasifica la mutilación genital femenina de la siguiente manera:
• Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).
• Excisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin excisión de los labios mayores.
• Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
• Otros: todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
Se practica por varios motivos desde sexuales, para controlar la sexualidad femenina y evitar el adulterio; sociológicos, como iniciación e integración social para ser parte de una comunidad; estéticos y de higiene, con la falsa creencia de que los genitales femeninos son sucios o antiestéticos; religiosos, con la creencia de que esto es un precepto religioso, aunque se ha practicado en miembros de la religión musulmana y católica y ninguna de éstas sugiere este tipo de prácticas.
La mutilación genital se realiza a niñas de 4 a 14 años aunque en algunos lugares lo hacen con niñas de un año. Puede tener secuelas muy serias para la vida y salud de estas mujeres, muchas mueren durante el procedimiento que se practica sin anestesia, o a consecuencias de infecciones u otros efectos posteriores, la mayoría tiene dolor crónico, infecciones recurrentes, mayor propensión a infecciones de transmisión sexual en particular el VIH-Sida, otras más tienen partos complicados y dificultades con la micción o la evacuación.
Todo esto puede parecernos una leyenda o algo que sucede allá en un lugar lejano, que no se parece en nada a lo que nosotros vivimos. Deseo llamar la atención hacia un tema que nos importa a todas y a todos. La mutilación genital es una agresión hacia las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Se practica en un mundo en el que las mujeres son consideradas inferiores a los hombres, objetos que deben ser controlados por cualquier medio, aún a costa de su seguridad y vida. Visto de este modo, es una práctica más de la cultura misógina que nos rodea incluso en México en dónde las mujeres son golpeadas, maltratadas, discriminadas o asesinadas por el solo hecho de ser mujeres.
Cualquier sociedad que menosprecia, controla, acota y maltrata a más de la mitad de su población es una sociedad violenta, con poco interés en el bienestar de sus integrantes y con un pobre desarrollo económico y social.
Basta comparar las cifras del producto interno bruto (PIB) o del ingreso per cápita de los países con los datos de violencia hacia la mujer para percatarnos que las sociedades más equitativas tienen un mejor desarrollo económico. ¿Será que el espíritu de compartir tareas y beneficios hace que todos colaboren de manera más armónica al bien común?, ¿será que en estos países se enseña a niños y niñas que son valiosos por igual y que el cuidado y el respeto por el otro y su diferencia es lo único valido?
Todo esto nos lleva a reflexionar si la violencia en la que vivimos cotidianamente es resultado de esta violencia primitiva (en el sentido histórico como en el simbólico) hacia las mujeres.
¿Qué podemos hacer? En primer lugar, alzar la voz, debemos ser muchas mujeres y hombres reconociendo y señalando la violencia hacia las mujeres, ya sea que se practique en países africanos o en México. Necesitamos apoyar a las asociaciones y organismos que trabajan para erradicar la violencia en contra de las mujeres, tanto económicamente como con trabajo.
También necesitamos erradicar cualquier tipo de violencia hacia las mujeres en nuestras vidas, ya seamos mujeres u hombres. Recordemos que en la medida que este esfuerzo tenga logros, nuestras hijas estarán más seguras de cualquier agresión.